En 1307, a instancias suyas, Escoto fue trasladado de París a Colonia como profesor en el estudio que los franciscanos tenían en aquella ciudad y seguramente para alejarlo de los peligros que lo acechaban en la capital francesa.
Durante su gobierno adquieren gran importancia las misiones franciscanas en Tartaria y Tierra Santa.
[2] El maestro español, con estilo penetrante y dialéctica, se hace gran defensor de la corriente agustiniano-franciscana contra los numerosos aristotélicos que entonces se manifestaban como más modernos.
Entre sus criticados se encuentran el Maestro Eckhart,[3] que enseñaba el primado del entender sobre el ser, Ubertino da Casale, Pedro Juan Olivi, Juan el Sabio y Godofredo de Fontaines, que a través de su intelectualismo psicológico conducía a un determinismo de la voluntad.
Concluye que el querer y no el conocer es el acto regio de la vida psíquica del hombre.