Gnomo de Gerona

El cuerpo presentaba teóricamente un color azulado en la piel, carente de pelo, con algunas pequeñas manchas distribuidas principalmente por el cuello y la cara.

En sus extremidades los dedos o garras estaban unidos por membranas.

Según la versión inicialmente difundida, el ser habría sido capturado por unos excursionistas a once kilómetros de Gerona, en la ruta que va de Bañolas a Olot, quienes según esta primera recreación de los hechos, se encontraban en un bosque cuando vieron al ser, que trató de huir velozmente hasta que le cazaron.

Posteriormente habría sido entregado todavía vivo al parapsicólogo español Ángel Gordon quien tras la muerte del animal lo conservó en un frasco con formol.

Posteriormente el investigador Francisco Contreras descubrió que Mario Añaños y Juan Pujals, los cazadores del gnomo en la primera versión del relato, nunca existieron, sino que el animal fue encontrado muerto por un vecino de Gerona, Manuel Tello, quien lo metió en un bote y le hizo unas fotografías.