Fue discípula de Fierre Vladimiroff, Felia Doubrovska, Anatole Oboukhoff, Muriel Stuait y George Balanchine.
En 1970 fundó el Taller Coreográfico de la UNAM (TCUNAM) en el cual dirigió 94 temporadas en el Teatro Arq.
Presentó más de doscientas setenta y cinco coreografías, de las cuales ciento noventa y tres son suyas, creadas con música que abarca desde cantos del siglo XII hasta las composiciones más contemporáneas.
Su filosofía aceptó la ortodoxia dancística mediante la innovación a partir de la tradición y utilizó la técnica como un vehículo para la comunicación.
[4] Por otra parte, publicó casi una veintena de libros sobre poesía, fotografía, ensayo, dibujo, coreografía y danza, así como artículos para la Revista de Bellas Artes, Hoy y el periódico El Nacional.