Glenn Cunningham

En 1933 recibió el premio James E. Sullivan como el mejor deportista amateur en los Estados Unidos.

Cunningham se retiró después que los Juegos Olímpicos de 1940 fueron cancelados.

Las piernas de Glenn sufrieron muy graves quemaduras por lo que los médicos recomendaron su amputación.

Los médicos predijeron que nunca podría volver a caminar.

Sin embargo, su gran determinación, junto con los masajes diarios que le daban sus padres, le permitió recuperar gradualmente la capacidad de caminar y después correr.