Tras combatir en la Primera Guerra Mundial, acabada la contienda fue activo en el Movimiento Futurista y se unió en 1919 al fascismo tras un encuentro con Benito Mussolini.
Bottai colaboró con la fundación del movimiento fascista en Roma y dirige a los militantes fascistas más belicosos, veteranos de guerra llamados arditi que luego serían el núcleo de las camisas negras.
En 1929 pasa a ser el ministro de dicha cartera hasta el 1932.
De 1932 a 1935 asume la presidencia del Instituto Nacional para el Seguro Social, participando activamente en la administración pública italiana y organizándola según los modelos fascistas.
Tras la entrada de la Wehrmacht en Italia y la formación de la RSI, Bottai huye a las regiones del sur italiano ocupadas por los aliados occidentales, siendo condenado a muerte en ausencia por los tribunales fascistas de la RSI.