Quedó huérfano a la edad de seis años y tuvo una infancia infeliz, viviendo en orfanatos, conventos y, durante un tiempo, incluso en la cárcel: estas experiencias marcaron su sensibilidad por toda la vida.
Después de una enfermedad volvió a Galatina; sin embargo, el entorno familiar era insoportable y un violento altercado con sus parientes le indujo a romper definitivamente sus relaciones con ellos e irse.
En 1855 logró llegar a Nápoles y empezó a colaborar con el pintor Alessandro Fergola, quien en ese entonces estaba trabajando en la decoración de La Favorita, ópera francesa escrita por Gaetano Donizetti; para Fergola, Toma realizó sobre todo bocetos y se volvió un buen artesano experto en ornamento.
En 1857, la policía borbónica lo arrestó erróneamente por conspiración en una redada, y Toma tuvo que cumplir una pena de 18 meses de confinamiento en Piedimonte d’Afile, donde se produjo su iniciación a la Carboneria gracias a algunos aristócratas liberales locales.
Durante los dos años siguientes participó en los motines antiborbónicos, en la campaña de Garibaldi y en la lucha contra el bandolerismo militando en la Guardia nacional.
Esta fase juvenil, caracterizada a veces por un claroscuro insistido - siguiendo el ejemplo de Palizzi y Cammarano - y por una perspectiva rigorosa, en función simbólico/expresiva, se cerró en 1864, año en que Toma atraversó una fuerte crisis.
Tras 1880, en su última década de actividad, entró en crisis y, principalmente en los paisajes, modificó radicalmente su técnica.