Gerardo Cagnoli

Sus biógrafos cuentan que una vez, era día de Pascua, y el cocinero del convento se había enfermado.

El padre guardián le pide entonces al Beato Gerardo sustituirlo para preparar la comida.

Algunos momentos antes de la hora del almuerzo, el fuego no había ido encendido y el padre guardián entra en la cocina gritando.

El Ángel entonces puso la mesa del repertorio, llevó los platos y después desapareció.

Según el Catalogus sanctorum Fratrum Minorum publicado en 1903 por Leonhard Lemmens, su nombre fue incluido en un repertorio de ilustres franciscanos ya en 1335, cuando el fraile aún vivía.