Georgina de Albuquerque

Comenzó sus estudios de pintura en su ciudad natal con el pintor de origen italiano Santoro Rosalbino.

Así, Georgina inició su formación con un maestro de alto nivel que supo transmitir la forma correcta de usar el pincel para mezclar la pintura, aplicando las leyes de la perspectiva.

Allí conoció al pintor Lucílio de Albuquerque, con quien se casó y siguió en 1906 a Europa, en particular a Francia, donde la pareja estuvo cinco años.

En París, Georgina estudió en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts y la Académie Julian.

De regreso a Brasil en 1911, participó en varias exposiciones individuales y colectivas.