Georges Darboy

En el Concilio Vaticano I mantuvo vigorosamente los derechos de los obispos y se opuso firmemente al dogma de la infalibilidad papal, contra el cual votó por considerarlo inoportuno.[1]​ Inmediatamente después de su regreso a París estalló la guerra con Prusia, y su conducta durante el desastroso año que siguió estuvo marcada por un heroísmo devoto que le aseguró una fama duradera.[1]​ La ejecución fue ordenada por Théophile Ferré, quien posteriormente fue fusilado por el gobierno francés tras la caída de la Comuna.Su cuerpo fue recuperado con dificultad y, una vez embalsamado, fue enterrado con imponente ceremonia a expensas públicas el 7 de junio.Fue el tercer arzobispo de París que murió violentamente entre 1848 y 1871 después de Denis Auguste Affre (asesinado en 1848) y Marie-Dominique-Auguste Sibour (asesinado en 1857).