El mayor mérito de la obra Luquet consiste en que aborda el desarrollo dibujo sin ninguna base teórica previa; en el momento en que escribe sus obras no sólo no se había estudiado la evolución del dibujo en el niño, sino que ni siquiera se había propuesto ningún modelo de su desarrollo cognitivo (como el de Piaget).
Incluso cuando el dibujo no es más que un conjunto de garabatos, si al niño se le interroga en torno a ese dibujo, responderá que es una “cosa”; en su cabeza no entra la posibilidad de que el dibujo no remita a nada.
Las cuatro etapas por las que pasa el niño en sus dibujos son, según Luquet: • Realismo fortuito (de dos a dos años y medio años).
• Realismo frustrado (de dos y medio a cuatro años).
• Realismo intelectual (de cuatro a siete u ocho años).