Tras la muerte del monarca dejó el ejército y se dedicó a la ciencia.
El espíritu liberal con que lo dirigía le ganó las sospechas del gobierno.
Como consecuencia de su participación en estos hechos recibió honores y distinciones de manos del nuevo gobierno, entre otros el mando del ejército.
Tras la repentina muerte del príncipe heredero se retiró de la vida pública pero continuó siendo objeto de muestras del favor real, pese a su sentimiento abiertamente liberal.
Su hijo mayor, Karl August Adlersparre, se distinguió como poeta.