Los gatos comunes europeos se adaptan fácilmente a cualquier ambiente y clima.
El gato común europeo tuvo su origen hace milenios en especies felinas de África y Asia y se extendió por Europa gracias a la Antigua Roma,[2] donde lo consideraban muy buen animal de compañía.
Los expertos en felinos no saben muy bien quienes eran los antepasados de esta raza, pero el pensamiento más difundido es que proviene del gato montés africano (Felis silvestris lybica).
Aunque también se cree que el actual europeo tiene genes del gato de la jungla (Felis chaus).
Este gato es muy juguetón y activo, sobre todo por las noches por sus hábitos nocturnos, también es muy limpio, ya que se asea constantemente con su lengua.