[6] Con una larga carrera diplomática, pues había servido en una misión en Alemania ya en 1633 y como embajador itinerante ante los Estados italianos en 1639, en diciembre de este último año acudió como embajador a la Dieta de Ratisbona, momento en el que celebró una primera entrevista en Viena con el emperador de la que dio cuenta detallada a Madrid.[7] Embajador en Venecia de 1642 a 1656 –puesto en el que fue anfitrión de Velázquez en su segundo viaje a Italia–, fue a continuación nombrado embajador extraordinario ante el rey de Suecia y Dinamarca para tratar de mediar en su litigio con Polonia,[8] aunque simultáneamente se le ordenó dirigirse a Viena para tratar de reforzar los ejércitos de Flandes y Milán y allí recibió, en noviembre de 1656, el nombramiento de embajador ordinario ante el emperador Fernando III.[9] Permaneció en este puesto hasta 1661, cuando fue designado embajador en Francia en sustitución del conde de Fuensaldaña, iniciando su misión en febrero de 1662 con orden de aplacar a Luis XIV ofreciéndole una satisfacción por un incidente diplomático sucedido en Londres entre el embajador de España, Charles de Watteville, y el de Francia, que el rey francés parecía dispuesto a convertir en casus belli.[10] En septiembre de 1662 salió de París con nombramiento de embajador extraordinario ante la Dieta imperial de Ratisbona, pero a medio camino se le ordenó retornar a París al surgir desavenencias entre el papa y Luis XIV, que reclamaba el apoyo de España en su disputa con la Santa Sede.[11] Pasando apuros económicos y mal de salud, receloso de las intenciones del rey de Francia y de su mala voluntad con España, en enero de 1665 pidió su relevo, aunque todavía le tocó asistir a los funerales por Felipe IV en París.