La temperatura máxima se asegura de que los elementos presentes en el ICM son ionizados.
Los elementos ligeros en el ICM tienen todos los electrones separados de sus núcleos.
Esta entrada de gas da como resultado regiones aptas para una nueva formación estelar.
La cantidad de elementos pesados en relación con hidrógeno (conocido como metalicidad en la astronomía) es más o menos una tercera parte del valor en el sol.
Los espectros permiten que la temperatura y la metalicidad de la ICM sean medidos.
Una vez que la densidad del plasma alcanza un valor crítico, las interacciones entre los iones garantizan el enfriamiento a través de la radiación de rayos X.
Estas distorsiones en la temperatura son usadas por radiotelescopios como el Telescopio Polo Sur para detectar cúmulos de galaxias densos con corrimiento al rojo.