Seguidamente se hizo estudiante de posgrado y pasó a enseñar composición en la universidad.
La relación artística e íntimamente espiritual entre ambos ha sido comparada con aquella que sostuvieron Schoenberg y Webern.
Ustvólskaya desarrolló un estilo propio muy personal, del que dijo: "No hay el menor vínculo entre mi música y la de cualquier otro compositor, vivo o muerto".
Solo en los últimos tiempos sus críticos han comenzado a entender que estas supuestas deficiencias eran en realidad las cualidades distinguibles de su música.
Sus trabajos de los años cuarenta y cincuenta suenan a veces como si hubieran sido compuestos hoy.