Gabriela Olivo de Alba

[2]​ Es licenciada en Literatura Dramática y Teatro, por la UNAM,[3]​ maestra en Historia del Arte, por la misma universidad y magíster en Historia del Arte por la Pontificia Universidad Católica del Perú; máster en Escritura Creativa por la Universidad de Salamanca; doctoranda en Teoría crítica en 17, Instituto de Estudios Críticos.Ha sido agregada cultural en la Embajada de México en Venezuela, en dos periodos (1995-2002) y (2008-2014).La Asociación Internacional de Críticos de Arte Capítulo Venezuela (AICA), en 2013, le otorgó el Reconocimiento Especial a la Difusión Cultural, por su trabajo a favor del arte y la cultura mexicana.Gabriela Olivo de Alba concibe la vida como un gran escenario.Para ella los performances son rituales y acciones representacionales que salvaguardan la memoria, curan amnesias.[3]​ Hall Principal, Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Caracas, noviembre, 2006.[1]​ --No me llores más, auto funeral acción duelo-celebratorio; Domicilio particular, México, 2003.[6]​ --Curando Amnesias; Primer Encuentro Nacional Performagia, Museo Universitario del Chopo, 2003.[1]​ --Ay mis hijos; Centro de Arte la Estancia, Caracas, Venezuela, 2000.[8]​ Correlatos artísticos, de la Revolución Mexicana a nuestros días.Allí la aguardaba un grupo de mujeres que interpretó la marcha nupcial para acompañar su paso hasta la sala Manuel M. Ponce, en donde tendría lugar el evento.Estaciones", como expresión de rechazo a la violencia hacia la mujer y el feminicidio.En mayo de 2016, durante un breve viaje a Caracas, presentó en la galería El Anexo Arte Contemporáneo - trasladada de San Bernardino a Alta Florida - la obra “Memoria re-siente” Performance en la que utilizó como herramientas discursivas: una máscara del ande peruano confeccionada con una malla de alambre pintada, un polo del poeta José Carlos Agüero -hijo de senderistas ejecutados extrajudicialmente-, y unas tijeras junto a una falda, sobre una silla.Estos últimos elementos fueron empleados para referirse a las esterilizaciones forzadas.Uno a uno los sueños, escritos en el reverso de una etiqueta con la leyenda FRÁGIL, fueron apareciendo”.[4]​ En los relatos de Vientre primerizo, sus hijos Mauricio Arechavala y Rafael Carmona son referentes explícitos.
Gabriela Olivo de Alba Avendaño