Debido a la carencia de texto explicativo, no está claro a qué tipo de yōkai estaban describiendo los anteriores, pero hay una teoría que dice que estos son las encarnaciones de fuego resultantes de los caídos a los que no se les rindió homenaje y que por ello erran el mundo del presente como espíritus, y que conforme pasa el tiempo cambian de apariencia a un furaribi.
Sassa Narimasa, señor del Castillo Toyama, tuvo una amante llamada Sayuri.
Sayuri era muy bella y era muy querida por Narimasa, creando así una relación distante entre ella y las okujochū (las mujeres del palacio).
Un día, una de las okujochū hizo creer a Narimasa que Sayuri tenía ciertos tratos ilícitos con uno de sus pajes, y este, quien se lo tomó serosamente, mató a Sayuri debido a un tremendo amor-odio, colgándola de un árbol en Isobezutsumi y descuartizándola en frente de todos.
Se dice que después de aquello, cada noche en esta tierra aparececían luces fantasmales flotantes que llamaban "buraribi" o "sayuribi", y si uno llama a uno de estos fuegos "Sayuri, Sayuri" la cabeza cortada de una mujer con el pelo despeinado aparecerá con un rostro rencoroso.