Los Fuertes exteriores son un conjunto de fortificaciones, no conectadas entre sí y a bastante distancia unas de otras, que rodean la ciudad española de Melilla.
Sus muros están construidos con piedras de la zona, mientras que los arcos y las bóvedas están construidas con ladrillo macizo, con técnicas de fortificación que han quedado obsoletas, ya que son incapaces de hacer frente a la artillería moderna, pues las kabilas rifeñas, el enemigo del que debían defender Melilla, no contaban con artillería.
[1][2][3] Su estilo es neomedieval, bastante más gracioso que amenazante, ya que en algunos casos, al estar pintados de vivos colores, como el naranja, hacen olvidar su función y se asemejan más a elementos recreativos que a estructuras defensivas.
[1][2][4] Están construidos con diferentes tipologías y plantas.
[1][2][5][6][7][8][9][10] Existen fuertes redondos Fuerte de Camellos, fortines con forma de torrecilla, el Fortín de Alfonso XIII y el de Reina Regente, y los fuertes poligonales, como el Fuerte de la Purísima Concepción, el de Rostrogordo, el de Cabrerizas Altas, el de María Cristina y el Fortín de San Francisco,