Su historia data del siglo XVI.
Es agua de manantial que vierte sobre un pilón no muy grande y tiene un solo caño.
Fue entonces cuando adquirió el aspecto conservado a través de los siglos que puede verse en el siglo XXI con sus grandes paredones, el adorno de bolas y el asiento corrido hecho también en piedra.
[2] El año 1762 dejó huella en los vallisoletanos el hecho de que unos batallones franceses se acantonaran en estos parajes.
Hay en la fuente una placa que da fe del paso de un batallón francés por Valladolid acampado en este paraje: