Fredolo I fue obispo de Oviedo entre los años 1286 y 1290.
Era de nacionalidad francesa y fue el Abad del «Monasterio de Eunel».
El papa Gregorio X le envió a ver al rey Alfonso X el Sabio para que desistiese de su pretensión de formar un imperio y así conseguir la paz en Europa.
El Rey accedió a la petición y viendo las virtudes del «embajador», lo nombró obispo.
Durante su pontificado el arcediano «don García» mandó labrar la tumba en la que se hallaban los restos de San Vicente, abad y mártir.