Durante muchos años, dirigió su propio estudio fotográfico en Aalborg y estuvo siempre al tanto de los últimos avances.
Su padre murió cuando ella tenía sólo seis años y su madre tuvo que ganarse la vida como sombrerera.
[1] En su diario dejó registrado lo mucho que disfrutó ese año en Hamburgo gracias a las numerosas excursiones, veladas de teatro y excelentes comidas.
Mientras su hermana se dedicaba en el salón al negocio de la lencería y el bordado, Frederikke instaló un estudio fotográfico en el último piso.
Siempre estuvo interesada en los últimos avances técnicos, motivo por el que pronto empezó a utilizar placas secas que ofrecían un método más seguro y barato de exposición y desarrollo.
Federspiel desarrolló constantemente la fotografía aunque, con motivo del 25 aniversario de su estudio, declaró que su negocio no había evolucionado como ella esperaba.