Sus recitales destacaban la férrea organización escénica, que incluyó siempre pasos de baile y armonización vocal; quermeses y festivales de colegio fueron sus primeras vitrinas, que al poco tiempo se ampliaron con giras musicales a provincia.
Ya sin el ojo paterno encima, el trío se atrevió, además, a explotar su sensualidad femenina, desatando incluso cierto escándalo por sus escotes, peinados y canciones de inequívoca intención sexual.
Más tarde, Soledad le diría a ese diario que el abandono del pop bailable «... fue un error.
Incómodas con la promoción y molestas por la falta de dedicación del sello, el trío decidió terminar su contrato con la discográfica.
Las hermanas, para entonces casadas con ciudadanos alemanes, decidieron establecerse en Europa y bajar el ritmo de su actividad musical.
El grupo se disolvió naturalmente a mediados de los años ochenta, aunque hubo puntuales actuaciones posteriores.
Y aunque entonces le anunciaron a El Mercurio su interés por publicar un nuevo álbum, lo único que se supo al respecto fue un disco grabado en Cuba (Sentidos próximos, 1994) solo por Soledad y Dolores, junto a dos músicos locales, pero firmado como Frecuencia Mod.
Las tres hermanas García residen hoy en Europa, desde donde realizan muy esporádicas visitas a Chile y mantienen una vida alejada de su antiguo éxito musical.
La incorporación del tema «Cállate (Ya no me mientas)» a la banda sonora de la película chilena Tony Manero (Pablo Larraín, 2008) reavivó el interés masivo por este trío pionero en el pop latinoamericano.