En algunas regiones de la Argentina, como el delta del Paraná, este fresno se asilvestró.
Sus frutos uniseminados, dispersados por el viento, generan nuevos individuos causando graves cambios en esta zona.
Su follaje verde lustroso que torna a amarillo intenso en otoño, le confiere marcados valores decorativos, además de brindar una sombra buena y fresca.
Son árboles muy resistentes a la polución ambiental y de muy buena sanidad.
La madera del fresno americano es de muy buena calidad para ciertos usos, con albura ancha, blanco crema, mientras que el duramen es castaño amarillento.
La albura seca es susceptible a los insectos xilófagos, pero muy fácil de impregnar mientras que el duramen presenta penetración mediana.
Se emplea en tonelería, muebles con partes curvadas, artículos deportivos, tornería, mangos y cabos de herramientas, implementos agrícolas, accesorios textiles, embarcaciones, remos, envases y chapas.
[3] Ver: Fraxinus pennsylvanica: epíteto geográfico que alude a su localización en Pensilvania.