Se podían usar tanto en Luxemburgo como en Bélgica las monedas y billetes de ambas divisas.
La última moneda acuñada en 1795 fue un sólido del Sitio a Luxemburgo.
Sin embargo, su incorporación a los Países Bajos hizo que Luxemburgo adoptara el florín neerlandés como su moneda.
El franco luxemburgués se unió a la Unión Monetaria Latina en 1865 junto con Bélgica.
En julio del mismo año esta tasa cambió a 10 LUF = 1 RM.
Con muy pocas excepciones, las monedas eran idénticas en tamaño, forma y composición, aunque tenían diseños distintos.
Estas leyendas también aparecían en las monedas belgas y francesas de la época.
Desde este momento, todas las acuñaciones luxemburguesas utilizaban el mismo tamaño y composición que los francos belgas, exceptuando la moneda de 25 céntimos.
En 1944, tras la liberación, se introdujeron nuevas denominaciones de 5, 10, 20, 50 y 100 francos.