Francisco de Ocáriz y Ochoa

Representaba a un bufón o, como se llamaban en la época, un hombre de placer del rey Felipe IV, entre 1633 y 1638.

Vara, pies y espada son las tres puntas de la sombra de Ocáriz, única referencia espacial en un espacio continuo y enigmático.

El conjunto de los bufones fue seguramente encargado por el rey, para conservar un recuerdo de sus gracias, por lo tanto, según Cruz Valdovinos, seguramente fueron todos pintados representando sus respectivas actuaciones, con su caracterización típica y en actitud relacionada con su número.

[4]​ En este caso, Ocáriz y Ochoa haría una actuación de humor relacionada con juicios.

Se conoce la apariencia del cuadro desaparecido gracias a un grabado realizado por Francisco de Goya hacia 1778-1785[6]​[7]​ y a una copia de autor anónimo que perteneció a la colección del marqués de Casa-Torres y posteriormente, por herencia, a la reina Fabiola de Bélgica.

Francisco de Ocáriz y Ochoa , copia de autor anónimo del original perdido de Velázquez, Museo del Prado [ 1 ]