[2] Estudioso del derecho y la literatura clásica, Francesco Donato se dedicó a la diplomacia y a puestos administrativos, mostrando poco interés por los puestos militares de la República de Venecia.
Ocupó sucesivamente las embajadas de la República en España (1504), Inglaterra (1509) y Florencia (1512).
Del mismo modo, los comerciantes venecianos establecían libremente vínculos mercantiles con fieles de otras religiones en Asia Menor y África del Norte; al mismo tiempo Venecia mantenía buenas relaciones comerciales y diplomáticas con países que ya habían adoptado la Reforma protestante, como Inglaterra o los príncipes del norte de Alemania.
Estos intercambios comerciales interreligiosos eran fuente de riqueza y prosperidad para Venecia, y los líderes de la república veneciana no estaban dispuestos a perderlos.
Sin guerras exteriores, y manteniendo una inteligente neutralidad entre Francia, España y el Imperio otomano, el dux Donato embelleció la ciudad con obras arquitectónicas de Jacopo d'Antonio Sansovino, manteniendo la riqueza de la República y su importancia dentro del comercio europeo pese al efecto negativo que empezaba a sufrir la economía veneciana después que la Colonización española de América desplazara el centro del comercio internacional europeo del Mediterráneo al Atlántico.