Fotografía documental

Esta se distingue porque hace uso de la cámara como instrumento que le permite dar a conocer una determinada situación.

[1]​ Con frecuencia, los historiadores consideran las fotografías como una forma crítica de evidencia documental que refleja eventos del pasado.

[2]​ La instantánea debe tener verosimilitud con lo representado además de mostrar una clara convicción entre lo real y lo captado por la imagen.

En los años treinta, la labor fue desempeñada por algunos fotógrafos que participaban de la Farm Security Administration[7]​ como Dorothea Lange y Walker Evans.

Este momento fue crucial en el panorama político de Estados Unidos donde reinaban el liberalismo y los movimientos progresistas.

En cambio, tres años más tarde empezó sus andaduras periodísticas en una agencia de noticias, la cual dejó un año después, en 1888, para dedicarse al periodismo en el New York Evening Sun.

Aunque no desarrollaba trabajos como fotógrafo empezó a valorar las imágenes como un modo de documentar gráficamente la vida en las calles neoyorquinas.

Realizó numerosos trabajos más como un reportaje dedicado al Empire State en 1930 o la publicación de un libro titulado Men at Work en 1932.

Lewis Hine seguía recibiendo oportunidades en el ámbito laboral, pero finalmente acabó siendo una de esas personas que vivía en la pobreza en sus fotografías.

Los artistas fueron los encargados de impresionar a su público contemporáneo mostrando las situaciones más indignas en las que se encontraba la sociedad americana.

El Farm Security Administration Photographic Project entre 1935 y 1942 fue un proyecto que recogió en imágenes las consecuencias más duras de la Gran Depresión en todo el pueblo americano, especialmente en las zonas pastoriles.

Este último contaba con una veintena de mujeres y hombres que trabajaban para Roy E. Stryker.

El objetivo era documentar pictóricamente los hechos acontecidos como justificación para la creación del Nuevo Pacto de Franklin Delano Roosevelt.

[8]​ La fotografía documental surgió como mera representación de una realidad social bastante lejana a lo que se considera artístico o bello.

Este referente no puede sufrir ningún cambio, debe mantenerse puro, acorde con lo que los ojos del fotógrafo captan.

La belleza en la forma no supone un giro de aquello que la imagen refleja además, en ese sentido, la fotografía documental se ha relacionado en su mayoría con el color blanco y negro.

El artista debe estar en el espacio y tiempo adecuados para brindar a su público imágenes sin manipular, haciendo una reproducción exacta de la realidad.