Servía para ilustrar más fielmente las culturas investigadas por antropólogos, retratando diferentes tipos raciales y elementos culturales.
A partir de esta cita, y por el contexto histórico, cultural y científico en el que estas investigaciones se llegaban a cabo, podemos inferir que la fotografía servía como complemento y apoyo al paradigma positivista a partir del cual se buscaba la legitimidad de las ciencias humanas, el estudio objetivo de los hechos sociales como si fueran fenómenos naturales.
A su vez, Portman estaba realizando una investigación fotográfica y estadística sobre los nativos de las islas Andaman.
Esta investigación contaba con fotografías sobre estudios faciales (con mediciones antropométricas, sobre fondo cuadriculado) y secuencias narrativas que ilustraban el proceso técnico de los indígenas para fabricar sus artefactos.
[2] Para el revelado lo ayudó su mujer, Jessie Piazzi Smyth, que positivó copias en papel a la albúmina.
El fototeodolito[3] fue otra técnica que se inventó y sirvió para tomar fotografías en expediciones científicas, específicamente para relevamientos topográficos de los lugares investigados.
Los tres más importantes, que se dedicaron a fotografiar el mundo mapuche, fueron Cristian Enrique Valck,[4] Gustavo Milet Ramírez[5] y Odber Heffer Bissett.
Boggiani era un viajero que recorrió América, más particularmente Paraguay (lugar donde poermaneció hasta su muerte entre los chamacoco).
Él conocía muy bien la utilidad de la fotografía en las investigaciones antropológicas y etnográficas que se llevaban a cabo en Europa.
Este fotógrafo checo tenía como objetivo mostrar la vida cotidiana de los indígenas del Chaco, por lo que realiza muchas tomas espontáneas sin intervenciones ni planificaciones escénicas.
Durante este viaje recorre Ushuaia, Canal del Beagle, Río Douglas y Cabo de Hornos.
Las técnicas utilizadas en las expediciones científicas en Europa llegaron a Latinoamérica pero sus objetivos fueron distintos: se inició la llamada fotografía etnográfica, ya que el interés estaba puesto en retratar las costumbres, características y modos de vida de los pueblos indígenas.
Sin embargo, la mayoría de los fotógrafos que se dedicaron a esto en América eran aficionados y no científicos profesionales.
Las técnicas fueron similares en ambos continentes, ya que a América se trajeron los descubrimientos e invenciones Europeos.
Cabe aclarar que hasta entrado ya el siglo XX no se profesionalizó la fotografía etnográfica en Latinoamérica, ya que los estudios científicos propiamente dichos se llevaron a cabo varios años más adelante.