En Moscú, donde no llegaría hasta 1410, puesto que permaneció en Kiev debido a la lucha contra la influencia del catolicismo, Focio tuvo que luchar contra muchas adversidades, como la sequía, inanición, peste e incendios, que en esos años devastaban el Principado de Moscú.Todo parecía un caos y él no hablaba ni una palabra de ruso.Focio es recordado como un clérigo que ayudó a los pobres y cuidó de sus súbditos rusos como ningún obispo extranjero.Construyó una iglesia y la llamada Casa de silencio y plegaria en la orilla del río Senga, cerca de Vladímir, donde solía retirarse a meditar.En 1430, mientras Focio estaba en Vladímir, los mongoles (bajo el mando del kan Ediguéi) saquearon la ciudad, pero encontró la manera de escapar al río.