La disposición normal de las flechas es paralela a la costa, y frecuentemente se curvan mostrando la parte convexa en dirección al mar.
Las flechas pueden aislar lagunas en un antiguo golfo, formando cordones litorales, como ocurre en el mar Menor de Murcia o en la Albufera de Valencia.
Una flecha litoral puede conectar una isla con la costa y formar un tómbolo, como por ejemplo el Peñón de Ifach o el de Peñíscola.
Si, por ejemplo, la dirección de las aguas marinas va de norte a sur, la flecha litoral también crecerá de norte a sur.
Este hecho se conoce desde muy antiguo y ha servido para construir los puertos en las costas con la misma dirección de los diques y escolleras que protegen sus aguas de las mareas y, sobre todo, de las corrientes marinas.