Consistía el sistema del figurismo en convertir la sagrada escritura en alegorías para hallar por medio de interpretaciones arbitrarias la predicción y la figura de lo que debía suceder a la iglesia.
Aceptada la bula, ya no se podía esperar el triunfo de la doctrina janseniana por las vías ordinarias, así que se inventó que Dios acudiría en auxilio de su iglesia por algún medio extraordinario y ruidoso que sirviera para obrar una renovación general.
Adoptaron este sistema Boursier, Poncet Desessarts, el autor de las Noticias eclesiásticas y la mayor parte de los apelantes, y se logró que le aprobaran los obispos de Mompeller, Senez y Babilonia, quienes publicaron algunos escritos para defenderle.
Mas fue impugnado con calor por algunos doctores apelantes a quienes se llamó antifiguristas, siendo los principales Debonnaire, Mignot y Latour.
Finalmente hubo otro tercer partido que pretendía guardar un término medio y que reprobaba las convulsiones, pero hablaba con circunspección del figurismo: eran los corifeos de él Delan, Asfeld, Besoigne, Fouillon y Pelitpied.