Está pintada al óleo sobre tela y sus dimensiones son de 150 x 130 cm.
[4] Junto al grueso de su producción artística, se conservan una extensa serie de textos en prosa, pequeños poemas y/o declaraciones a la prensa, en los que el autor, generalmente a través de su personal visión de algunas de sus obras más características, retrató sin crudeza a los que sufrían los efectos de un «mundo tan civilizado [que] nos está engullendo a todos».
[5] Fueron surgiendo así una serie de cuadros de caballete, de fuerte carga argumental, por los que discurren gente del mundo del circo, trabajadores, violinistas callejeros, antiguas fondas, «fija su atención en Georges Rouault, Marc Chagall y Permeke».
[6] En este caso se expresó en los siguientes términos: Artísticamente el estudio de la obra descubre la consecución de un cierto «estilo propio»,[8] «sin tributos ni adjetivas subsidiaridades»,[9] «por la vía de un formalismo al tiempo monumental e ingenuo»,[10] que ya no encaja con el expresionismo subjetivo ni la neofiguración de su primera etapa.
Cromáticamente predominan los colores terrosos, grisáceos o sienas, dispuestos en grandes planos delimitados por medio de profundas incisiones.