[8] Entre sus asistentes notables estuvieron las celebridades LGBT coreanas Harisu y Kim Jho Kwang-soo.
Los organizadores estaban preparados para desobedecer a las autoridades y realizar el evento incluso sin permiso oficial.
[9] Los funcionarios del gobierno no impidieron que se llevara a cabo el festival, pero también dieron permiso a los grupos religiosos conservadores contra los derechos LGBT para realizar manifestaciones en el mismo lugar y hora.
Esto atrajo atención internacional sobre el evento y la falta de progreso en cuanto a derechos LGBT en Corea del Sur.
[13][14] La organización Human Rights Watch expresó su preocupación ante el hecho en una carta pública en línea dirigida al presidente de Corea.
[5] Los miembros más conservadores del gobierno coreano toman una postura neutral hacia el evento.