Fernando Merinero

En la primera lo trata desde la ficción y en la segunda desde el territorio del documental.En ambos films Merinero parece oficiar una profesión de fe hacia su religión, el cine, desde una mirada romántica y naturalista en Agujetas en el alma, que adquiere en Casting un tono de terapia colectiva.En su cuarta película como director, La novia de Lázaro (2002), aborda con crudeza el tema de la inmigración y la pasión amorosa, rodando en un tono hiperrealista, e introduce el concepto de “película viva”, aquellas cuya génesis creativa va en línea paralela con la propia vida, que coadyuva en su construcción.Merinero con este film abandona el naturalismo cultivado en sus anteriores películas, hacia la teatralidad.El pretexto argumental del film es la celebración de un curso de superación personal donde se dan cita unos personajes bastante perdidos, que encontrarán su nuevo rumbo en la vida no tanto por los consejos del gurú como por la interacción humana que se da entre ellos mismos.