Cuando tiene veintiún años muere su padre quedando a su cargo su madre y sus cinco hermanos menores.
Marcha a Granada para trabajar como maestro de primera enseñanza en el Colegio El Doncel, en el barrio del Zaidín, donde desarrollará su trabajo durante toda su vida laboral (1961-1997), exceptuando un último año en el Colegio Jardín de la Reina (1997-1998).
La Alhambra de Granada, la investigación en el aula, la innovación pedagógica y la cultura andaluza se convierten en sus mayores pasiones.
Don Fernando, como se le conocía comúnmente en el ámbito docente, era un maestro con una vocación extraordinaria, ávido de conocimientos, tremendamente innovador, investigador y muy cercano a sus alumnos; era un hombre tranquilo, de una ética inquebrantable, de carácter templado, cuya voz grave y acompasada encandilaba a aquellos que escuchaban sus enseñanzas y explicaciones.
Muere con 62 años (julio de 2000), tras casi diez años de valiente lucha contra el cáncer, al que siempre retaba con su afable y peculiar sonrisa.