Mientras realizaba sus estudios, conoció a la que fuera su esposa la señorita Julia Quintana Oviedo, con quien procreó a Julia Isabel, Fernando, Alberto, Benito, Octavio y Germán.
Un mes más tarde, estableció consultorio en su ciudad natal y ejerció su profesión por largos años.
Su pasión fue siempre la medicina y sobre todo, la atención a los desvalidos, ya que para él era más importante acudir a las barriadas y atender al necesitado, sin importar en ocasiones la actividad política o social siempre presto a un parto, atender algún niño enfermo o brindar el consuelo al menos afortunado.
Se cuenta que en una ocasión vino a Hermosillo el célebre violinista alemán Helmut Peippers.
Amigo del célebre músico Rodolfo Campodónico, se cree que le encargó el vals Julia para su esposa e hija.