[3] Posteriormente, al desarrollarse la guerra en La Frontera la escasa población femenina era la que mayoritariamente permanecía en la zona central del país y regulaba las relaciones cotidianas de manera tácita, puesto que su contraparte masculina estaba enfrascada en la guerra.
La independencia de Chile estuvo marcada por la presencia femenina en el ámbito social; especialmente Javiera Carrera, cuyo hermano José Miguel Carrera promovió la fundación de escuelas para mujeres.
En los primeros años del siglo XX destacan los avances en la inclusión progresiva de la mujer al mundo laboral, cultural y político.
[10] En 1915 Amanda Labarca, pionera activista feminista y sufragista fundó el Círculo de Lectura.
La excepción a dichas organizaciones la constituyó el Partido Cívico Femenino que, pese a su denominación, nunca actuó como partido político y no declaró una posición ideológica sólida respecto de los derechos políticos femeninos, aunque cabe destacar que si logró mantener una publicación periódica, Acción Femenina.
Las mujeres participaron por primera vez en la elección presidencial de 1952, cuando fue elegido Carlos Ibáñez del Campo.
Desde entonces, su participación en los procesos electorales se fue ampliando progresivamente hasta llegar en 1970 a la paridad con los votantes masculinos.
Muchas mujeres se organizaron y participaron en comités de resistencia a la dictadura.
[7] El movimiento feminista y de mujeres en la dictadura militar de Chile fue un movimiento social llevado adelante por mujeres que resistieron a la dictadura militar y que lucharon por lograr una democracia con derechos plenos para las mismas.
[15] 1983 fue también el año de creación del movimiento Mujeres por la vida que nació como resistencia a la dictadura Pinochet.