Por este trabajo, se hizo acreedor al premio Miguel Covarrubias en el año 2000.
Acerca de su vocación, en alguna ocasión comentó:Tuve la fortuna de que mis padres decidieran que estudiara en la Secundaria No.
Fue la primera secundaria oficial del país.
Estudiar en el Centro Histórico me permitió conocer mi ciudad y llegar todos los días a las clases de historia de México que daba una profesora en el Museo de Antropología [que en ese entonces se encontraba en la calle de Moneda].
Ahí decidí que quería ser arqueólogo.