Fecundidad de reemplazo

Sin embargo, pese a haber sido utilizado profusamente, y pese a haber servido para justificar políticas natalistas y alarmas sobre el futuro demográfico de muchos países, este nivel resulta en ocasiones falaz, pues puede resultar de una mala utilización de los principios del análisis de la reproducción.

En una población con una supervivencia escasa hasta las edades reproductivas, una fecundidad de 2,1 puede ser totalmente insuficiente para su reemplazo.

Esto podría ocurrir, por ejemplo, durante la primera fase de la transición demográfica.

De hecho, históricamente, ha sido corriente que las poblaciones se mantuviesen sin apenas crecimiento pero a costa de fecundidades superiores a 5 hijos por mujer.

El “reemplazo” poblacional, por tanto, y a diferencia del “reemplazo” individual, no depende solo del número de hijos que tengan las personas, sino que depende también de su estructura poblacional, el tiempo que viven, ellas y sus descendientes.