[2] Fue imposible, sin embargo, que el Sanedrín se contentara con las administraciones de Herodes y Fasael; y se volvieron a presentar cargos contra ellos ante Antonio en Antioquía.
Una vez más las acusaciones resultaron infructuosas, pues incluso el débil Hircano II abogó por ellos.
[3] Mientras tanto, Antígono Matatías intentaba apoderarse del trono judío; y en Jerusalén había frecuentes conflictos entre sus partidarios y los de los dos hermanos, que eran especialmente peligrosos en la fiesta judía de Shavuot.
Fasael defendió las murallas y Herodes el palacio, derrotando así a sus antagonistas, tras lo cual Antígono invocó la ayuda del Imperio Parto.
[5] Hircano sobrevivió con las orejas mutiladas y fue deportado al imperio Parto.