Faruq de Egipto

[1]​ En árabe su nombre se escribe فاروق الاول; también puede verse transcrito como Faruk y Farouk.En aquella época era un joven apuesto y amable, con unos bonitos ojos azules ―por su estirpe albanesa― que pronto ocupó la prensa del corazón.Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Egipto aún mantenía tropas británicas estacionadas en su territorio, conforme a los tratados que el rey Fu'ad I había pactado con Gran Bretaña; ello causó que, en la práctica, Egipto no pudiera mantener una auténtica neutralidad en la contienda europea, rompiendo pronto relaciones con Alemania primero y con Italia después, aunque sin declarar la guerra a estos países.En ello, Faruq se ocupó de colaborar con los británicos aunque sin involucrar activamente a su país en la guerra.Faruq también mantuvo una actitud ambigua hacia el Eje entre los años 1939-1942, generada por su molestia personal ante las críticas británicas, más que por real simpatía ideológica hacia el fascismo; pero tal ambigüedad desapareció forzosamente tras los triunfos bélicos británicos que significaron la expulsión de las tropas ítaloalemanas del Norte de África.Con su primera esposa, la reina Farida, nacida con el nombre de Safinaz Hanim Zulfikar (1921-1988), tuvo tres hijas: Ferial, Fawzia y Fadia, todas ya fallecidas.La derrota egipcia en la guerra árabe-israelí de 1948 favoreció el aumento de la oposición republicana dentro del ejército, lo cual no alertó al rey Faruq, poco dado a intervenir en la política y más preocupado por los placeres y el lujo.Inclusive aliados tradicionales de la monarquía egipcia, como Gran Bretaña (y luego los Estados Unidos), consideraban muy probable un destronamiento de Faruq si no se ejecutaban amplias reformas políticas y se imponía una conducta seria en la administración.En el yate real se instaló en Italia primero, un país que le encantaba, y en Mónaco más tarde.A pesar de las confiscaciones ejecutadas por el nuevo régimen, el depuesto rey conservó una gran fortuna, que pudo llevarse al exilio, compuesta por algunas joyas de altísimo valor, y la que tenía depositada hacía varios años en bancos europeos.Su segunda esposa, Narriman, le abandonó pronto, acusándole de malos tratos, y se volvió a Egipto.Faruk no reinaba como un déspota oriental, porque en Egipto, en el siglo XX, eso era ya imposible.Los cómics también fueron objeto de su extraña obsesión, adquiría los ejemplares más singulares y pagaba por ellos hasta diez veces el precio marcado entre coleccionistas.Pero también cabe destacar la extraña personalidad de Farouk y, sobre todo, su comportamiento durante la Segunda Guerra Mundial.
Farouk_I_1946
Faruk, en 1946.
Faruk con la reina Nariman y su hijo Ahmed Fuad II; enero de 1952.
Escudo de Armas con Collar de la Orden de Isabel la Católica