[5] El film fue concebido originalmente como película para televisión en 4 partes editada con una duración de 312 minutos.
Sus otros hijos son el lujurioso Gustav Adolf, propietario de un restaurante, y Carl, un catedrático agobiado por las deudas.
Carl ultraja e insulta a su esposa alemana, mujer de autoestima muy baja que no le pudo dar hijos, soporta sus vejaciones, nunca ha aprendido bien el sueco y quien lo llama Karlchen (“Carlitos”, en alemán).
Odia particularmente a Alexander, quien se rebela contra él, al igual que Emelie.
El obispo reprende severamente a Alexander cuando una criada le informa que el niño había comentado que se le habían aparecido los fantasmas de las hijas y la primera esposa del obispo para revelarle que habían perecido ahogadas al intentar escapar del encierro al que las tenía sometidas sin agua ni alimentos, el cual ya se había prolongado por cinco días, y que la madre había perdido su vida en el afán de salvar a las hijas.
Después de hacerlo confesar, Vergérus azota hasta hacer sangrar a Alexander, y lo manda a dormir encerrado y aislado en el ático, donde se le aparecen de nuevo las hijas del obispo, quienes lo atormentan diciéndole que ha mentido, que su padre no las había encerrado, que su muerte y la de su madre había sido accidental, y que deje al obispo tranquilo, tras lo cual la menor le vomita en la cara.
Más tarde Emelie encuentra al niño golpeado y lo libera del castigo.
Ante la rebeldía de Emelie, quien se encuentra embarazada, Edvard le prohíbe cualquier contacto con el mundo exterior.
Ismael tiene una visión con los deseos de Alexander de que Edvard muera y en la casa episcopal se desatan los acontecimientos: Elsa Bergius, la tía enferma del obispo, provoca de manera aparentemente accidental -o tal vez llevada por el poder mental de Ismael, quien simultáneamente capta y le transmite los deseos de Alexander- un incendio en su habitación al hacer caer una lámpara encendida y, envuelta en llamas, corre a la cama de Edvard, se aferra a él, haciendo que el obispo se abrase también sin poder evitarlo, pues se encontraba adormecido por un caldo con bromuro que Emelie le había dado para escaparse.