Todos ellos resultaron ser impostores, puesto que los restos óseos de los Romanov fueron recuperados y cotejados con la prueba del ADN.
En algunos casos se han presentado títulos nobiliarios falsos con los que demostrar el supuesto vínculo con la familia imperial.
La primera investigación oficial realizada en los seis meses posteriores a los hechos, llevada a cabo por el juez Serguéiev y por el cónsul británico en Siberia, Charles Elliot, indica que solo el zar murió fusilado esa noche.
En 1998 recibieron sepultura en San Petersburgo y fueron declarados 'portadores de la pasión' (mártires) por la Iglesia Ortodoxa Rusa.
[6] Nikolái Nevolin señaló que los resultados serían comparados con aquellos extraídos por otros expertos internacionales y que los resultados se darían a conocer entre abril y mayo del mismo año.