Existía una participación muy dinámica en la década de los sesenta, y más aún, en la siguiente, ya claramente señalada con una tendencia ideológica izquierdista importante, como producto de los cambios sociales, políticos y económicos que se generaban en el mundo.
En esta época, los alumnos, que integran un binomio perfecto junto con los maestros, fueron un elemento importante en este proceso.
El ambiente universitario en ese tiempo era difícil en el ámbito nacional; las universidades, y en particular la de Baja California, era considerada institución privilegiada; el socialismo buscaba ganar terreno en las mismas a través de los estudiantes y maestros radicalizados en el Estado; la Universidad no fue la excepción y aparte de los movimientos políticos que se produjeron, los estudiantes contaban con bastante fuerza moral como para expulsar directores, subdirectores y/o maestros que consideraban que no cumplían con su trabajo como debía ser.
En ese contexto, se realizaron las administraciones de los licenciados Guillermo López de la Peña (1973-1974), Miguel Gárate Velarde (1974-1976) y Héctor Manuel Gallego García (1976-1979) y podemos considerar, que fueron años difíciles para ellos como directores.
El licenciado Luis Javier Garavito Elías como director, apoyó también el intercambio académico interno así como al exterior, fomentó también el acercamiento personalizado con los alumnos, preocupándose por su desarrollo escolar y personal, a lo que se agregó el impulso deportivo, ya iniciado en otras administraciones.
Durante la gestión rectoral del licenciado Alfredo Félix Buenrostro Ceballos (1987-1991), se estableció el programa denominado de vinculación.
Esta administración se caracterizó por un crecimiento interno en cuanto a actividades académicas, ingreso de maestros y bienestar material.