Explosión de AZF en Toulouse

Además los daños en viviendas particulares llegaron hasta el centro urbano en forma de destrozos en puertas, ventanas, techos, muros...

Hasta aquel entonces la química había sido junto a la aeronáutica el motor económico de la ciudad, llegando incluso a bautizar una de sus universidades con el nombre del químico y premio Nobel local Paul Sabatier.

Durante el año siguiente a la explosión muchos estudiantes fueron incapaces de encontrar alojamiento y otros tuvieron que hacerlo en condiciones muy precarias (cámpines, autocaravanas...).

Otra hipótesis se centra en testimonios que aseguran haber visto extraños fenómenos atmosféricos cerca de la fábrica.

Según los mismos la explosión podría deberse a algún fenómeno electromagnético muy puntual, si bien no está en ningún caso probado que el amonitrato explote al sufrir descargas eléctricas (más bien lo contrario, en 2005 se hicieron ensayos en los que descargas de hasta 63 kV no producían efecto alguno sobre este material).

La chimenea de la fábrica vista desde el centro urbano a unos 4 o 5 km en línea recta desde los prismáticos turísticos instalados en el Pont Neuf.