Dotado de una enorme avaricia, hace creer a su mujer, hija y sirvienta que no son una familia de posición desahogada, y viven todos juntos en una casa cochambrosa cuya reforma siempre retrasa, al tiempo que se dedica a amasar aún más fortuna.
Muchos varones del lugar, que intuyen la fortuna del señor Grandet, ven en su hija el mejor partido, y dos notables pretenden emparentar con la familia por medio de la muchacha: uno es el señor Des Grassins, banquero de Félix, que quiere casarla con su hijo Adolphe; el otro es el señor Cruchot, abogado de Félix, que quiere casarla con su sobrino Cruchot des Bonfons.
En ella, Guillaume pone al corriente de su situación a su hermano Félix.
Charles es un tarambana que mantiene una relación sentimental con una mujer casada, y ha venido a casa de su tío, aunque mandando por el padre, pensando en abrirse camino.
Más tarde, Félix fallecerá contemplando el dinero que posee.
Cruchot des Bonfons desposa a Eugénie con la esperanza de hacerse muy rico.
Muere joven, no obstante, y es Eugénie quien acrecienta su fortuna al sumarle todo lo que hereda de él.