Debe su nombre al geólogo francés André Brochant de Villiers (1772-1840).
Afectada por el estilo carrossage utilizado en la década de los 50 y 60 y que consistía en ocultar la bóveda de las estaciones forrándolas con llamativas molduras metálicas, fue totalmente renovada en el 2009 recuperando su estado anterior.
De esta forma vuelve a lucir los clásicos azulejos blancos biselados del metro parisino.
Finos cables metálicos dispuestos en uve sostienen a cierta distancia de la bóveda todo el conjunto La señalización ha recuperado el estilo Nord-Sud, caracterizado por su gran tamaño, donde el nombre de la estación se realiza combinando mosaicos blancos y azules enmarcados por un trazo marrón.
Un color habitualmente utilizado en aquellas estaciones que no tiene correspondencia con otras y que se repite en el zócalo, en el marco de los paneles publicitarios y en varios adornos de la bóveda.