[1] La estabilidad política supone un estado de tranquilidad, organización y continuidad sostenida en el ámbito político.
Se caracteriza por unas instituciones y políticas consistentes, así como un compromiso por mantener el imperio de la ley.
[2][3] Las sociedades con estabilidad políticas tienen una menor probabilidad de experimentar grandes agitaciones políticas, disturbios civiles o cambios repentinos de gobierno.
La estabilidad política es esencial para el desarrollo, el crecimiento económico y la cohesión social de una nación.
Permite la planificación, la inversión y la prosperidad a largo plazo, ya que las empresas y los ciudadanos pueden confiar en una gobernanza y unas políticas coherentes.