Una controversial decisión resultó en el único gol japonés del partido (el cual finalizó 3-1 para los australianos).
Luego del partido, la prensa australiana señaló fuertemente el error e informó que el árbitro había admitido haberse equivocado.
Exceso de tarjetas amarillas, juego muy cortado por faltas inexistentes y un penal no sancionado[2] fueron las principales acusaciones a El Fatah.
Horas después de terminado el encuentro, el técnico del equipo japonés Zico dijo que El Fatah tenía que pedir perdón por sus errores;[3] algo que el egipcio no hizo, por lo que la Asociación Japonesa de Fútbol emitió una queja oficial a la FIFA contra el árbitro.
Finalmente, ante tantas críticas fue enviado a casa junto al inglés Graham Poll.