Esponja anticonceptiva

Previo a la relación sexual se introduce en la vagina hasta topar con el cuello del útero, al que cubrirá previniendo el avance de espermatozoides hacia el óvulo.

[1]​ Su tasa de efectividad real se calcula en el 86 % para mujeres nulíparas y un 78 % si ya tuvo partos.

[6]​Se coloca internamente en el fondo del canal vaginal cubriendo el cérvix, bloqueando así la entrada al útero.

[6]​Una vez cumplida su función, debe desecharse directamente en la basura, y evitando hacerlo mediante el inodoro.

[11]​Al ser de uso interno, se han reportado dificultades en algunos casos para extraer la esponja adecuadamente.

[3]​Su eficacia varía según su correcta utilización, siendo la colocación y retiro inadecuado el factor que más incide en el porcentaje de éxito.

[12]​Otros posibles cuadros provocados son vaginitis, infecciones del tracto urinario y sequedad vaginal.

Objetos similares fueron descritos por Sorano de Éfeso en su tratado Gynaeciorum a principios del siglo II a. C. y también se hallaron en el libro sagrado hebreo Tosefta.

[14]​ En Europa la medicina tradicional las mencionó junto a otros materiales absorbentes como telas, pulpas vegetales y atados de hierbas cortadas.

Su uso entre la población seguía siendo limitado, con usuarias comunicando que la encontraban incómoda y complicada de utilizar.

[18]​[23]​ Eran promovidas como método de planificación familiar por organismos como la Society for Constructive Birth Control, en Reino Unido.

[14]​ Esta última las consideraba el anticonceptivo más simple y efectivo, pero puso especial énfasis en que debía ser lo suficientemente grandes para dar resultado.

[6]​[27]​ Durante la década de 1970 comenzaron los primeros estudios para evaluar su efectividad y aceptabilidad en diversos países.

[25]​ Estos ensayos continuaron durante la siguiente década en más países como Taiwán, Bangladés, Yugoslavia, Canadá, India, Suecia, Inglaterra y Estados Unidos por lo que aún se la consideraba un método experimental.

Para introducirlo en el cuerpo se utilizaba un aplicador similar al de los tampones, que la comprimía y facilitaba su inserción intravaginal.

[29]​El colágeno tenía propiedades hidrofílicas, por lo que su capacidad de absorción lograba captar el semen eyaculado en el cuerpo, previniendo su avance hacia el útero.

Además de altamente hidrofílico, Chvapil estipuló que el material debía ser suave para no interferir con el acto sexual, no irritante y capaz a su vez de adaptarse a la anatomía del fórnix sin desacomodarse.

El nonoxinol-9 había probado ser efectivo contra la clamidia y gonorrea, aunque su capacidad irritante podría a su vez fomentar la entrada de patógenos al torrente sanguíneo cuando su concentración era elevada, efecto observado en pacientes VIH seropositivos de alto riesgo.

[4]​[33]​ En este último, el producto aún atravesaba ensayos clínicos para evaluar su seguridad y el envase incluía un aviso sobre la posibilidad de desarrollar síndrome del choque tóxico (TSS) requerido por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

[32]​ Un año después, la marca volvió nuevamente al mercado como la única opción avalada disponible en territorio estadounidense.

Esponja anticonceptiva en su bandeja de plástico y espermicidas.
Esponja anticonceptiva Protectaid (izquierda) exhibida junto a un diafragma (derecha), ambos métodos de barrera. ( NEMO , Países Bajos, 2008)